viernes, 30 de octubre de 2009

El derecho de los embriones.

La pantalla de mi ordenador refleja una cara estupefacta después de leer en el País Digital ( no sé si estará también en la edición impresa) que Francisco Camps, presidente del Gobierno Valenciano, pretende que los embriones computen como hijos a la hora de acceder a ayudas sociales, especialmente en materia de vivienda.
No me voy a meter a opinar si aborto sí o aborto no, porque no creo que esta sea la cuestión. Pero lo que no se puede pretender es que un óvulo fecundado que cuente con dos días de vida tenga los mismos derechos que las personas ya nacidas. Recuerdo que no estamos hablando de fetos, sino de un conjunto de células que, pueden salir adelante y convertirse en un precioso bebé... o puede que no consigan pasar de las 8 semanas.
Haciendo caso de lo que propone Camps, una mujer que se someta a una fecundación in vitro donde se implantan varios embriones con la esperanza de que alguno de ellos logre agarrarse bien fuerte a las paredes uterinas, puede constituirse como familia numerosa aunque ninguno de esos embriones consiga salir adelante.
Además, si otorgamos los mismos derechos a un óvulo fecundado que a una persona ya nacida... ¿Se convertiría un aborto natural en un homicidio involuntario? ¿Esa es la manera de proteger a las mujeres embarazadas que propone Camps?
Me parece muy bien que la gente este a favor o en contra del aborto. Entiendo que un persona pueda pensar que la interrupción voluntaria de una gestación supone privar de la posibilidad de vivir a un ser que se esta desarrollando... pero pretender que ese conjunto de células ( porque repito que ni siquiera estamos hablando de un feto, sino de un embrión) tenga los mismos derechos que un niño nacido es perder el norte.
Señor Camps, pelee por acabar con la ley contra el aborto si eso es lo que le pide el cuerpo, pero hágalo con argumentos mínimamente sostenibles. De seguir así acabarán por determinar que la menstruación es infanticidio.

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