Hasta ahora no me había atrevido a escribir nada sobre el secuestro del Alakrana. No ha sido por falta de ganas o por desconocimiento del tema, la verdad es que este asunto me ha tenido bastante pegada al televisor y a la pantalla de mi ordenador. Puede que el hecho de que algunos de los protagonistas sean de mi tierra haya influido un poco en todo esto.
No me atrevía a escribir nada porque no sabia muy bien, todavía no lo sé, que opinión tener sobre todo lo ocurrido. Por un lado entiendo que para el Gobierno todo esto es algo nuevo, no ha sido hasta hace bien poco que hemos empezado a tener problemas con los piratas, aunque desgraciadamente, la aparatosidad y la frecuencia de estos secuestros nos hace pensar que llevamos escuchando hablar de ellos toda la vida. Considero que no ha tenido que ser fácil llevar esta historia a buen puerto. Por un lado, y desde mi humilde punto de vista, el Gobierno de una nación no puede aceptar el chantaje de una organización de delicuentes sólo porque un grupo de ciudadanos (y que me perdone la familia), este en peligro. Si cede a este chatage tendrá que ceder a todos los que vengan después, en caso contrario estaría dando más valor a unas vidas que a otras.
Lógicamente me pongo en el pellejo de las esposas, madres, hijos, amigos... de estos pobres marineros y no me cuesta demasiado entender sus miedos, sus angustias, sus ganas de agarrar a Moratinos por la solapa y decirle cuatro cosas. Sus sentimientos y sus arranques de rabia no sólo son comprensibles, sino también respetables. Han hecho lo que cualquiera en su situación hubiera hecho, luchar por los suyos caiga quien caiga. Lo han hecho con valentía, con mucha fuerza y entereza. Las esposas de estos arrantzales han luchado como verdaderas leonas por traer a los suyos a casa. Yo personalmente me quito el sombrero ante ellas.
Afortunadamente parece que todo ha terminado bien (digo parece porque todavía no sabemos las secuelas que este asunto traerá a los pescadores). Pero me da pena todo lo que viene ahora, la explotación política que todos los partidos, sin excepción, van darle a la desgracia vivida por estas familias. La historia se repite en la vida pública de este país. Sólo espero que esto no afecte al momento de alivio y de felicidad que se tiene que estar viviendo en estos momentos en Bermeo y en Vigo.
Desde este blog todo mi apoyo a las familias de los pescadores del Alakrana, lo peor ya ha pasado, pero sin duda todavía quedan días dificiles...
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